sábado, 21 de marzo de 2015

Weekly Report 9 y 10


SEMANA 9

     ¡Cómo nos regalamos los lunes! No parece que hayamos trabajado el día anterior un montón de horas de pie. Hoy han caído poco más de 7 km a un ritmo de 6:22, así que estoy muy contenta. La única pega de la salida de hoy ha sido que se nos ha hecho de noche antes de lo que esperábamos y hemos vuelto por el Kinépolis que hay más luz y menos probabilidad de tropezarnos. Y a mi, el fantástico Sticky Rubber, que tan bien me funciona en tierra, me iba poniendo de los nervios por la acera. ¡Parecía que iba pisando chicles constantemente!

     ¿Lo mejor del día? ¡Ha sido el primer día del año que nos hemos calzado las mallas cortas! ¡Qué gustazo! Claro, que a pesar de llevar camisetas de manga corta nos hemos puesto los manguitos, y menos mal, porque a la altura del río hace un frío muy desagradable. ¡Pero ya empieza el buen tiempo!

     ¿El resto de la semana? Un horror, ninguno de los dos hemos conseguido salir a correr más allá del lunes.

SEMANA 10

Esta semana me ha tocado correr sola todos los días. Víctor ha estado la mayor parte de los días con su madre y también ha aprovechado a correr por su cuenta por allí, que también tiene campo para aburrir.

LUNES

     De verdad que los lunes tienen algo. Batí récord personal de 3 km. Fue gracioso, porque el primer km iba desesperada porque pensaba que iba terriblemente lenta, de hecho, cuando cumplí el primer km iba hasta enfadada conmigo misma. La sorpresa que me llevé cuando ví que había batido mi récord de 1km (a 5:26, ¡ya bajo de los 6 de vez en cuando, y hasta de los 5:30!) Lo malo, es que me piqué para ver si bajaba el test de Cooper y lo mismo se me fue de las manos, ya que llegué al km 2 escupiendo flemas como si no hubiera mañana. Aún no entiendo esa insistencia que tiene mi cuerpo en matarme.

     El resto logré tomármelo con más calma, pero lo cierto es que no disfruté mucho. Víctor se había comprado una camiseta térmica, cortavientos e impermeable y yo decidí estrenársela. Pues lo cierto es que de esas tres cosas, no hace bien ninguna. A pesar de que no hacía mucho frío, a la vuelta iba helada porque, aunque yo apenas sudo cuando corro, iba empapada en sudor. Transpirabilidad=0. ¡Llegué a casa tiritando!

MARTES

     La verdad es que me costó bastante salir, estaba cansada por el curro, me sentía un poco sola, y no había comido muy bien. Es uno de esos días que odias el mundo. Además, me había echado una siesta de esas que te despiertas con los aplausos de felicitaciones de los médicos que han conseguido reanimarte. Total, que salí a rastras. Me volvió a pasar lo mismo del día anterior en el primer km. comparando como iba el día anterior, pensé que iba a ritmos casi de 7. Otra sorpresa al ver que había vuelto a clavar los 5:30. Y como no tengo medida (ni perdón de Dios), me volví a lanzar a batir el test de Cooper. Y volví a fallar, esta vez por nueve tristes metros. Reconozco que me tuve que parar un segundo, porque me dolían muchísimo los pies, pero cuando volví a la carga lo hice con toda la energía.

     Según iban pasando los km, me iba dando cuenta de que, si no aflojaba, iba a hacer 5k en sub 30 (qué raro hablamos los runners, ¿no?)  y empecé a tirar. Y este, sí que sí, por 40 segundos, pero lo conseguí. ¡Qué alegría más tonta! En ese momento justo me llamó Víctor, que en ese momento salía el a correr y le conté emocionada lo que acababa de conseguir. El señor con el que me crucé debió alucinar bastante, porque iba corriendo y hablando con el móvil sin manos libres y diciendo cosas que para él debieron ser bastante incomprensibles.

     Luego se me fastidiaron los tiempos, porque iba intentando guardar el móvil en las mallas sin pararme, y lo milagroso no fue que lo consiguiera, fue que no me dejara los dientes en la trialera en el intento. Aún con todo, conseguí que el ritmo promedio fuera de 6:01. ¡¡Bajar a los 5 ya está ahi ahi!!

SÁBADO

     Hoy he salido absolutamente concienciada de que me lo iba a tomar con calma, y cuando he visto que el primer km volvía a estar en los 5:30 me he enfadado y me he parado para regañarme. Así soy yo y hay que quererme así. Bueno, también he parado para volver a subirme el calcetín que estaba explorando las tierras de los dedos de los pies. Después de eso, sí que me lo he podido tomar más relajada e iba haciendo los tiempos que quería, y eso que el terreno estaba muy complicado con el barro. Nota mental: aunque lleves zapatillas de trail, el barro sigue resbalando.

     A la vuelta, como no quería pasar por donde estaba peor el camino he improvisado y he tirado por un senderillo que apenas se ve. Y qué felicidad, si no he visto cien conejos no he visto ninguno. El sendero a veces desaparecía entre la maleza y tenía que ir con cuidado de no torcerme los tobillos con alguna madriguera escondida, o no atropellar (más bien ser atropellada) por algún conejito. Pero todo lo bueno acaba, y he llegado a un punto en el que confluían los dos arroyos por el que no podía pasar (en mi defensa diré que yo pensaba que ahí había un puente) y he tenido que volver, pegada al arroyo Meaques hasta que he visto un punto en el que podía saltar y trepar por un cañón. ¡Que me gusta a mi una aventura! Cuando se lo contaba a Víctor, me ha dicho que le tengo que llevar por ahí. En resumen, ¡hoy lo he disfrutado como una enana!

Hasta ahí me ha dado el camino
Por cierto, hoy debo presumir de familia hiper-mega-molona. Nos hemos liado mis padres, mis tíos, Víctor y yo para el año que viene correr juntos la media maratón de Torrevieja. ¡No me digáis que no somos la familia más guay del mundo runner!


¡Saludos y gracias por leerme!

3 comentarios:

  1. Jaja! Cualquiera diría que vives en medio de la jungla!! xD

    Este finde mi padre y Tony corren la media de Villa de Madrid, y espero que dure el "buen tiempo" porque como se ponga a llover, a ver quién les aguanta a los dos constipados, jaja!!

    Un beso!

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  2. Casi casi! Es una pasada tener esto al lado de casa.

    Mucha suerte para los dos, también la corre mi padre, pero yo aun no estoy a la altura!

    Besos!

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  3. Casi casi! Es una pasada tener esto al lado de casa.

    Mucha suerte para los dos, también la corre mi padre, pero yo aun no estoy a la altura!

    Besos!

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